jueves, 2 de febrero de 2012

Saborear la derrota


Mis chavales se me hacen mayores.

Por fin llegó el día en el que las cosas no les salieran como ellos pretendían, el sábado, todos y todas maduraron y crecieron un poquito más.

Rabia, enfado, indignación, ingredientes de una mezcla explosiva que todavía no habían probado.

Las causas de sus derrotas son sencillas: hay que venir más a entrenar, también es cierto que la variedad de gripes han causado estragos en las filas.

La planificación del cuerpo técnico es más que correcta, ya que los asiduos a la piscina(entre los que me encuentro) han logrado los objetivos que se propusieron; la clave, citando a Mark Spitz está en el entrenamiento “que es el 80% del éxito”.

Este fin de semana pasado, las redes sociales  estuvieron más activas que nunca, hasta altas horas de la noche, con el objetivo de tranquilizar a las fieras y que relativizaran el fracaso.

Aquí la labor de "mis capitanes" fue crucial, pese a que muchos de ellos estaban tocados, tiraron de galones para echarme un cable durante esas horas; tienen 14 y 15 años, pero es lo que les toca hacer estando donde están.

Se lo dije bien claro, me alegro mucho de que haya llegado este día, no todo van a ser parabienes, alguna vez hay que hincar la rodilla para saber que se siente y que sirva de refuerzo.

El lunes los ánimos estaban bastante mejor, parece que los mensajes calan y el entrenamiento discurrió con un ambiente mejor del que me esperaba.

Son buenos, saben que son buenos, pero son muy jóvenes, la gestión del ánimo y de la confianza es una asignatura en la que están aprendiendo aún los conceptos básicos.

Tenemos un mes por delante hasta la próxima competición, después de esta llamada de atención el trabajo se va a hacer con un extra de calidad.

Estoy convencido y ellos también.

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